Independientemente de las dimensiones, las cocinas de esquina facilitan mucho el trabajo de los apasionados cocineros aficionados. Se puede acceder a todos los electrodomésticos importantes, al frigorífico y al fregadero con un pequeño movimiento giratorio desde la esquina. Los pasos de trabajo individuales van de la mano, por lo que no hay que caminar innecesariamente y cocinar es maravillosamente fácil. A la hora de planificar la cocina, el triángulo de trabajo entre fogones, fregadero y frigorífico se dispone de manera que las distancias sean lo más cortas posible y así ofrecerte el máximo confort a la hora de cocinar. Un fregadero de esquina resulta especialmente eficaz en una cocina en forma de L, donde lo ideal es disponer el frigorífico y la placa de cocina a izquierda y derecha. Alternativamente, las cocinas de esquina se planifican de modo que el fregadero esté en un lado cerca de la esquina y la estufa en el otro lado. Al final de una pata de la cocina en forma de L se han previsto armarios altos, como frigoríficos o despensas. Con esta planificación también se puede llegar rápidamente a todos los lugares.

Con armarios prácticos como, por ejemplo, un armario de boticario estrecho, puede crear espacio de almacenamiento adicional para utensilios de cocina y comestibles. Si tu cocina es pequeña pero tiene un techo alto, puedes aprovecharla planificando una cocina en forma de L con gabinetes altos y estrechos. Los armarios altos equilibran de forma óptima los lados más cortos.